VIÑAS,VIÑAS Y MÁS VIÑAS

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El proyecto PaleoBárcino ha permitido replantear ya bastantes puntos de la prehistoria del llano de Barcelona. No,no era un bosque como aquel que decían que podían atravesar las ardillas saltando de árbol en árbol. Ni en tiempos de los romanos,ni antes. «Hemos encontrado que en la época neolítica hubo una deforestación bestial,que se mantuvo en las épocas ibérica y romana»,explica Carme Miró,responsable del Pla Barcino. Hace miles de años,los primeros pobladores ya se dedicaban a incendiar el llano(o aprovechar que ardía a golpe de rayo)para cultivarlo. Y si pensamos en la Barcino romana…imaginémonos un Penedés o un Napa Valley. Un monocultivo de la viña.

El proyecto,que aprovecha toda una serie de estudios iniciados en 2008,engloba dos partes. La más estrictamente geográfica,que estudia la evolución del terreno a lo largo del tiempo en el litoral de Barcelona,y el estudio de los recursos naturales que ofrece este litoral. «La bioarqueología de los yacimientos define los paisajes y la alimentación de los que los habitaban. Qué se podía comerciar,pescar,comer»,enumera Santiago Riera(UB). En los últimos años se ha conseguido hacer avanzar enormemente el conocimiento de la prehistoria de la ciudad gracias al incremento de los sondeos en las diversas obras públicas de la ciudad,con la colaboración de otros departamentos municipales,y también algunas intervenciones privadas. «Prácticamente cada mes; llevamos ya cinco kilómetros lineales de sedimentos»,se felicita Riera.

Los sondeos en el delta del Besós han sido muy numerosos: a 30-35 metros por debajo de la superficie actual se encuentra el fondo marino de hace pocos miles de años,y las capas acumuladas encima muestran «en qué ambiente se encontraba ese punto,si mar abierto,si marismas,la zona donde rompían las olas…y analizar los restos biológicos con C-14,en lugar de centrarnos solo en la geología estricta,permite datar»,explica Riera. «Es una gran novedad de este trabajo»,apunta Miró. «La arqueología urbana estaba muy enfocada a buscar estructuras,no restos biológicos; hemos llevado estudios típicos de zonas agrarias a la ciudad»,añade Riera.

Anna Gómez y Miquel Molist(UAB),por ejemplo,han podido analizar a fondo la alimentación de los pobladores neolíticos,con leguminosas,cereales primitivos,cabra,buey y cerdo doméstico,productos del mar y frutos del bosque. En el caso de los íberos,ya cultivaban la viña(«se está demostrando que cada vez la encontramos más atrás»,dice Miró),plantaban cereal y leguminosas como habas,guisantes y lentejas y recolectaban frutas como la mora,el higo y sobretodo el madroño. En tiempos romanos,la dieta pasa a tener muchísimas ostras,caracoles y mejillones. Y en cuanto a la agricultura: «Viña,viña y viña;el 80-90% de lo que encontramos»,dice Miró. En los desagües de la ciudad,en tierra firme,en estratos que hoy están a metros bajo tierra y entonces eran el fondo del mar,no dejan de salir puñados de semillas de uva. Para comer y sobre todo para elaborar el vino layetano,ese Don Simón de la Roma imperial,»industrializando lo que ya se hacía en época ibérica»,explica Miró. Y para comer(el frutero se completaba sobre todo con moras e higos). Cáñamo también,para la industria textil. Y las espinas de anchoa y sardina para los salazones y el garum. Y carpas(del estuario del Besós).

En cambio,los estudios de polen añaden una historia distinta. La presencia de plantas que,deducen los expertos,deberían ser ornamentales,ya que no se encuentran ni semillas(las cloacas y defecaciones,esa gran herramienta de la moderna bioarqueología)ni,por ejemplo,molinos de aceite. Es decir,podemos deducir la composición de los jardines de las villas y domus de Bárcino. «Un ajardinamiento ritual»,dice Miró,con olivos,cipreses,limoneros,rosales y prímulas,además de higueras y parras.

Nuestra «paleo-casa i hortet».

FUENTE: El Periódico.

FOTO: Internet.