LA CAPILLA DE LAS TRES SARDINAS

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Centenares de edificios en el antiguo barrio de La Ribera fueron derribados después de la caída de Barcelona en el año 1714. Fueron tirados al suelo para poder construir la fortaleza militar de La Ciutadella y el espacio de seguridad que la rodeaba. Entre los inmuebles que desaparecieron del mapa estaba la capilla del Santo Espíritu,que había quedado muy afectada por los combates. La capilla era la sede de la cofradía de ciegos,cojos y mendigos. Años después fue trasladada a la calle Nou de St. Francesc,donde todavía podemos encontrarla,todo y que reconvertida en un centro asociativo cultural. Lo que más llama la atención es la presencia de tres sardinas en el escudo nobiliario que preside la fachada. Esta es la historia.

La capilla se encontraba originalmente en la calle Espíritu Santo,lo que hoy es el paseo de Lluís Companys. El hecho de derribarla dejó la cofradía más humilde de la ciudad sin voz,hasta que un personaje curioso y olvidado,Antoine de Sartine,financió la nueva capilla que todavía sobrevive en Nou de St. Francesc. Sartine,conde de Albi,era un financiero de Lyon. Un revés lo llevó hasta Barcelona en el año 1718 y se instaló. Entre 1727 y 1744,año en el que murió,ejerció de intendente general de Cataluña.

ESCUDO NOBILIARIO DE SARTINE CON LAS TRES SARDINAS

Fue durante este periodo que Sartine decidió financiar la nueva capilla del Santo Espíritu,que se inauguró en el año 1735,según la inscripción que hay sobre la puerta. En agradecimiento,la cofradía le reconoció algunos derechos en la entidad y colocaron su escudo nobiliario en la fachada,con las tres sardinas que evocan su apellido. Años después,la capilla fue cedida para el uso de la colonia francesa cuando Ferdinando de Lesseps era cónsul en Barcelona.

Sartine,como intendente,era el segundo estadista con más poder en Cataluña. Su hijo,Antoni-Gabriel de Sartine,siguió los pasos de su padre. Nacido en Barcelona en el año 1729,Sartine hijo se consideraba barcelonés,pero cuando su padre murió decidió trasladarse a París,donde se convirtió en un personaje con tanto poder como el rey. En poco tiempo supo desenvolverse en los círculos influyentes de la capital francesa y desarrolló una carrera rápida.

Fue nombrado lugarteniente general de policía con tan solo 30 años. De él dependían los servicios básicos de la ciudad. Incluso Alejandro Dumas hace referencia en su obra El collar de la reina. Considerado el padre de la policía moderna,huyó de Francia a causa de la Revolución y en el año 1789 regresó a su Barcelona natal. Pasó sus últimos años de vida en Tarragona,donde murió en el año 1801.

Del paso de una familia tan poderosa por Barcelona,solo quedan tres sardinas en una capilla olvidada.